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Puñetazos y un spray pimienta: así fue el violento robo en un centro comercial de Barcelona

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Rodrigo Villar

Barcelona continúa con su deriva delictiva. Un nuevo robo con violencia se perpetró el pasado 10 de julio en el centro comercial Splau de El Prat de Llobregat, al límite de Cornellá, donde un grupo de cuatro personas atacó al personal de seguridad de una tienda a puñetazos y con gas pimienta. El video del delito, que ya se ha hecho viral en redes sociales, muestra como la entrada de la tienda está llena de cajas tiradas y los clientes huyen de la trifulca mientras un hombre de seguridad habla por su transmisor portátil para alertar a sus compañeros del incidente que se está produciendo.

Finalmente los Mossos d’Esquadra llegaron al lugar y detuvieron a los asaltantes. Además la policía catalana ha abierto una investigación por lo sucedido. Por su parte varios vigilantes, que tuvieron que ser atendidos por los servicios médicos, han interpuesto una denuncia por las agresiones sufridas.

Cabe decir que el centro comercial donde se produjo el asalto se sitúa en una de las zonas más conflictivas de la ciudad condal, el Baix Llobregat, donde se producen de forma asidua robos y hurtos de móviles y carteras. Este complejo de entretenimiento y compras es el mayor de la zona con una superficie de 54.000 metros cuadrados.

Delincuencia en Barcelona

Los casos de delincuencia que sufre Barcelona son ampliamente conocidos. Pelas, okupaciones ilegales y robos son casi el pan de cada día en la Ciudad Condal, sobre todo en barrios como El Raval. En este sentido, este medio publicó el pasado mes de junio como un hombre esnifaba rayas de droga en el metro ante la mirada atónita del resto de los pasajeros. El drogadicto, visiblemente perjudicado, comienzó a increpar a los presentes en el tren diciendo que «es lo que hay» y que «el código penal no recoge que esto sea delito». Además el hombre alegó que había sido militar y que sabía kickboxing. «Me veis tranquilito pero a un seguridad le he dejado inválido», amenazó alterado a unos pasajeros. El caso tuvo lugar entre las estaciones de Urgell y Rocafort, en el barrio del eixample de la Ciudad Condal.

«Es lo que hay. Mira, militar ¿lo veis?, dijo el hombre mientras enseñaba su cartera. «Esto no lo recoge el Código Penal como un delito (consumir droga). Esto lo recogen como putear. En Alemania yo viví cuatro años enganchado y en la calle y me pusieron una paga». Acto seguido cuando el tren llegó a la estación de Rocafort el hombre volvió a enseñar su cartera y recordó su instrucción en el ejército, «maniobras, caminatas, campo de tiro, ¡he hecho de todo! Me pagaban 5.000 pesetas». Después, muy nervioso, se acercí a unos pasajeros y comenzó a increparles. «Yo no me preocupo de quién mira o no mira ¡Que les den! ¡Y a quien no le guste que golpee su cabeza contra la pared! He hecho 44 años de Kickboxing. Me ves tranquilito pero a un seguridad lo he dejado inválido. Me han puesto una multa diaria».

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